Por una vez las mentes contantes de la Delegación del
Gobierno se han aproximado bastante a la realidad. Según los representantes
gubernamentales en la manifestación de este jueves por las calles de Arrecife y
en protesta por la reforma educativa, había unas mil personas. Pues sí, demos
por bueno ese dato. Y celebremoslo. No es fácil reunir a tanta gente en una
isla un tanto perezosa, aunque cada vez, menos, a coger pitos y pancartas.
Sin duda mérito del Gobierno del Partido Popular que cada
vez más los ciudadanos nos echemos a la calle a protestar. Motivos nos dan cada
día unos cuantos. La reforma laboral que
ha preparado la derecha española, que por cierto han aplazado su aprobación
prevista para hoy en el Consejo de Ministros, ha puesto de acuerdo a toda la
comunidad educativa: docentes y familia.
Y entre las familias, muchos niños en la manifestación de
ayer. A estos, la llamada universidad de la vida les está enseñando a pasos
agigantados. Escuchaba esta mañana en la SER cómo a pequeños de siete años sus
padres les hablan abiertamente de que los van a echar de casa o de que no
tienen nada para cenar. Confiemos que estas durísimas enseñanzas les
sirvan, algún día, para ser gobernantes
más capaces que los actuales, aunque con la Ley educativa pretendida estos, que
en su mayoría vienen de colegios y universidades privadas y elitistas, se lo
estén poniendo muy complicado.
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